La Lúdica del Budo
- komorebidojo
- 13 abr 2016
- 3 Min. de lectura

Generalmente cuando se habla del Dojo como un espacio lúdico se suele confundir dicho término con el concepto de juego, de pasatiempo, esparcimiento (entendido como escape), hobby o entretenimiento conducente a ocupar un “tiempo libre”; es necesario aclarar en este escrito, que darle el carácter de LÚDICO, al entrenamiento del Budo o las artes marciales dista mucho del punto de vista antes mencionado. Aunque la palabra “Lúdica” proviene del latín (Ludum) que traduce literalmente juego, este abarca un espectro mucho más amplio, genera un desarrollo psico-social, evidencia valores, y puede orientarse a la adquisición de saberes, encerrando una amplia gama de actividades donde interactúan el placer, el gozo, la creatividad y el conocimiento.
La lúdica, ya expuesta como dimensión fundamental del desarrollo humano, no se circunscribe a un encuadre temporal específico, no es únicamente para el tiempo libre, es para todo momento de la vida cotidiana, así como la cognición no se limita al marco temporoespacial de la institución escolar y está presente en todos nuestros actos.
“Es necesario resaltar que los procesos lúdicos, como experiencias culturales son una serie de actitudes y de predisposiciones que fundamentan toda la corporalidad humana. Podríamos afirmar que son procesos mentales, biológicos, espirituales, que actúan como transversales fundamentales en el desarrollo humano. Por otra parte, estos procesos son productores de múltiples cascadas de moléculas de la emoción, que invaden toda nuestra corporalidad, produciendo una serie de afectaciones cuando interactuamos espontáneamente con el otro, en cualquier tipo de actividad cotidiana que implique actividades simbólicas e imaginarias como el juego, la chanza, el sentido del humor, la escritura, el arte, el descanso, la estética, el baile, el amor, el afecto, las ensoñaciones, la palabrería.” Dr. Carlos Alberto Jiménez V.
Entonces, ¿qué importancia se le puede conceder a la lúdica dentro del Budo?, bien, considero que el budo está inmerso al interior de muchas dimensiones del ser humano, sin embargo, hace una parte fundamental, dado que en el entrenamiento, el goce, la diversión y la alegría son importantes para un desarrollo óptimo del Budoka, que hace que el esfuerzo, el dolor e incluso en algunas ocasiones, la decepción, sean más llevaderas; establecer un ambiente lúdico al interior del dojo, permite el crecimiento relajado del estudiante, donde su mejora motriz, técnica y espiritual se pueden hacer más evidenciables. Quiero aclarar que para mantener un espacio amable y alegre no es necesario ponerse una nariz roja y hacer malabares, simplemente consiste en mantener un ambiente de respeto, humildad, entendimiento y amistad; cuando el estudiante lo siente al interior de su práctica y en el trato con los demás, su arte es más significativo y por consecuencia, más constante.
Ahora bien, en la práctica del Budo, el verdadero estudiante busca que este trascienda el espacio y el tiempo del entrenamiento, que sea una herramienta más para su desarrollo como persona, que dichos conocimientos adquiridos en el dojo y a través de la interacción con sus compañeros y maestro, sean aplicables a contextos diferentes alrededor de su vida cotidiana, enriqueciendo su visión del mundo y ampliándolo un poco más; claro está, sin adentrarse en la ludopatía, en palabras de Hatsumi Sensei: “El verdadero arte no consiste en vivir solo para ello, sino en ser capaz de encontrar un equilibrio correcto entre la vida cotidiana y nuestra labor a desarrollar. Cuando encontremos que no hay una barrera clara entre el arte que seguimos y nuestro quehacer diario, quizás podamos decir que estamos cerca de lo que buscamos.”
Pensar el entrenamiento del Budo o las artes marciales, como una actividad generadora de bienestar, crecimiento, gozo y diversión; es en cierta manera, llevarla a una dimensión importante del individuo, es vincularlo directamente a su componente Lúdico, que a su vez es una parte constitutiva del ser humano, que refiere a su necesidad de sentir, comunicarse, expresarse y producir emociones, destinadas a propiciar el desarrollo humano mediante acciones en pleno ejercicio de la libertad, que generan felicidad a él y a los otros. Para finalizar en palabras de Hatsumi Sensei: “El propósito último de las artes marciales reales es mantener la paz y la libertad. Las artes marciales son para mantener la felicidad, y para llevar la experiencia de la felicidad a otros. Para mantener este tipo de arte marcial y este tipo de espíritu es que la Bujinkan Dojo existe”
Lic. Manuel Guerrero
Instructor Bujinkan Komorebi Dojo
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